La UNSA es la tercera universidad nacional que recibe más
recursos económicos por concepto de canon minero, según un estudio presentado
por la Red Mundial de Científicos Peruanos (RMCP), que señala que esta universidad
ha recibido un total de 139 millones de soles por este concepto. De este monto
apenas ha gastado 24,4 millones (17,55%) y no precisamente en investigación
que, se supone, es el objetivo de estos recursos.
El canon que recibe la UNSA proviene principalmente de la
actividad minera, es decir de la explotación de nuestros recursos naturales. En
otras palabras: es dinero del país. La investigación científica es,
seguramente, el mejor aporte que puede hacer una universidad a la comunidad en
el que se desarrolla. Estudios técnicos que contribuyan a solucionar problemas
como el tráfico o el crecimiento urbano desordenado; o investigaciones que propongan
alternativas de desarrollo sostenible en las singularidades de nuestro medio
podrían ser estupendas retribuciones y contribuciones de la universidad a la
ciudad. Pero no ha sido así.
Y no ha sido así porque la universidad ha estado gobernada
por autoridades sin escrúpulos que han utilizado sus recursos para perpetuarse
en el poder. Hace pocos días, el ex rector Rolando Cornejo Cuervo no ha tenido
ningún reparo en confesar a la prensa que “compraba” a los asambleístas a
cambio de cargos para asegurar sus votos.
Su sucesor, Valdemar Medina, según el
propio Cornejo, no fue ajeno a esta práctica. Ahora Medina compite en
segunda vuelta por volver al rectorado, pese a que tiene pendientes procesos
ante la Contraloría por irregularidades que se cometieron durante su periodo. Pareciera
que, a la reforma universitaria, le espera un largo camino antes de lograr un
verdadero cambio.
(DICIEMBRE, 2016)

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