Jaime de la Cruz |
Jaime Trinidad de la Cruz Gallegos junto a otros dirigentes
antimineros del valle de Tambo fueron sentenciados en 2014 por el Juzgado
Unipersonal de Islay a cuatro años de pena suspendida por el delito de
entorpecimiento del funcionamiento a los servicios públicos, debido a los
disturbios de abril de 2011 en contra del proyecto Tía María. De la Cruz apeló y con el proceso judicial en
revisión fue elegido alcalde de Deán Valdivia.
La participación de De la Cruz en el actual paro indefinido
en Tambo sirve como ejemplo para tratar de entender el manejo de este conflicto
desde las dirigencias. El voto popular que lo pone en el sillón municipal le
otorga mayor legitimidad, en términos democráticos, respecto a un cargo
dirigencial; pero él ha optado por continuar “detrás de la trinchera”, en la
cerrazón y la intransigencia, dejando de lado las posibilidades de dialogo, que
en su nueva condición podrían manejarse a favor de la población que siempre ha
sentido que el diálogo se conduce a favor de la empresa privada.
Se ha difundido un audio en el que De la Cruz se dirige al
presidente Ollanta Humala con términos vulgares para devolverle, supuestamente,
la alcaldía. La irreproducible frase es celebrada por la muchedumbre que no
repara en que son ellos los que le dieron la alcaldía, no el Presidente. Como
tampoco reparan en que el actual conflicto se ha convertido en una
autoflagelación lamentable para todos, en la que sus dirigentes arman escalones
políticos con los legítimos reclamos de una población agrícola que se siente
amenazada por la minería. Mientras tanto, en el gobierno central el pulseo de
poderes sigue su juego, como si nada más importase. (abr.2015)
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