miércoles, 29 de abril de 2015

Lo bueno, lo malo y Tía María

Foto: Gestión
Es bueno que la población quiera proteger al valle de Tambo del daño ambiental que causaría la actividad minera. Además, es comprensible la desconfianza que existe frente a la empresa minera y el Estado. Recordemos que Southern consiguió el aval del gobierno, para el proyecto Tía María, con un Estudio de Impacto Ambiental (EIA) al cual la UNOPS hizo 138 observaciones; y que esta evaluación se produjo sólo después de que dos personas fallecieron en medio de violentas protestas en el 2011.

Lo que no pinta tan bien es que la legítima preocupación de una comunidad termine en manos de dirigencias que parecen más preocupadas en los réditos políticos que en el problema de fondo. Que busquen artilugios populistas para negarse a dialogar y negarle no sólo a Tambo, sino a toda la región y al país, la posibilidad de un desarrollo económico armónico con el ambiente; pues esa fuerza popular que hoy se emplea para decir “no” a rajatabla, bien  podría servir para imponer condiciones a la explotación minera y exigir mecanismos que garanticen su cumplimiento. Pero eso, claro, acabaría con la vigencia política de muchos dirigentes.


El Ministerio de Energía y Minas se ha propuesto explicar cómo han sido levantadas las observaciones de la UNOPS al EIA de Tía María; y el gobierno ha instalado una Mesa de Desarrollo para el valle; pero, aferrados a formalidades, los dirigentes antimineros no quieren participar. Bien haría el gobierno en cubrir todos los baches en el proceso de comunicación con la población en su conjunto. De otro lado, no estaría mal que los dirigentes den señales verdaderas de apertura al dialogo, aunque sea sólo para luego tener mayores fundamentos en su rechazo. (mar.2015)

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