Teníamos más de 9 millones de soles y 20 mil metros
cuadrados de terreno en el centro de la ciudad, como para lucirnos con un bello
y moderno teatro; pero el municipio nos entregó una especie de coliseo semicircular
de techo verde traslúcido, sin criterio acústico, escénico, ni arquitectónico,
bautizado pomposamente como “Palacio Metropolitano de Bellas Artes”. Teníamos
15 millones de soles y un balneario con historia, como para hacer de Tingo un
ejemplo de modernidad y tradición; pero una avalancha de cemento se llevó el
encanto de reposar a la sombra de los árboles. Teníamos 70 millones de soles
para mejorar la infraestructura vial y se construyeron intercambios viales con
estrechez de calles y visión de futuro. Y todos estos millones se gastaron
tristemente en un sólo gobierno municipal.
Hasta hace más de una década, la falta de recursos
económicos era la excusa permanente para la falta de obras que favorecieran al
desarrollo de la ciudad. Lo que hoy lamentamos es la inversión irresponsable de
millones de soles. Y en las críticas, el nombre repetido es el del alcalde
provincial, Alfredo Zegarra Tejada, quien ha pedido simplemente que “no lo
agarren de puerquito”. El burgomaestre descarta así las críticas, como si sólo
fueran el producto de la animadversión de sus enemigos políticos.
Como todo aquél que se siente invulnerable, el alcalde
vuelve a caer en error y los millones se siguen sacrificando. Son 25 millones
de soles que el gobierno central comprometió para reconstrucción de la avenida
Venezuela, destruida por las fuertes lluvias de febrero; pero la obra recién
será licitada, más de ocho meses después, debido a que el municipio tardó en
elaborar el expediente técnico. Y ocurre que falta muy poco para el inicio de
la temporada de lluvias, con lo que el proyecto tendrá que aguardar más tiempo
y podría costar más dinero.
Recordemos, además, que nuestro alcalde provincial estuvo
dos años recibiendo dinero de la Universidad Nacional de San Agustín, como pago
por una labor de docente que ya no realizaba. Más de 47 mil soles que el
burgomaestre dice no haber notado en su cuenta bancaria. El dinero ha sido
devuelto hace unas semanas; pero eso no cambia la imagen de una autoridad que
“quiso pasarse de viva”.
¿Seguimos dándole al puerquito? No, no se trata de eso. Se
trata de una frustración colectiva, de una ciudad que se enfrenta al caos de un
crecimiento rápido y desordenado, con capacidad económica para hacerle frente,
pero incapacidad de gestión en sus autoridades.
¿De qué sirve lamentarnos? Ahora quizás de muy poco, sobre
todo por la descomunal sordera del municipio provincial. Pero no falta mucho
para elegir nuevas autoridades y, entonces, deberemos recordar que en las manos
de esos futuros alcaldes estarán, nuevamente, muchos millones de soles, que
bien pueden proporcionarnos una ciudad mejor o, simplemente, más “puerquitos”.