martes, 29 de octubre de 2013

Sería un milagro

En los últimos 20 años, Arequipa ha pasado, de ser una ciudad pequeña, a ser una grande. De acuerdo a las últimas estimaciones censales, sólo en la ciudad vivimos más de un millón de personas y eso implica un nuevo tipo de problemas. La congestión de tránsito ya no se soluciona con un par de puentes; ni el desorden callejero, con un par de normas municipales que nadie respeta.

Y como el crecimiento demográfico ha sido tan abrupto, no sólo tenemos los problemas de una ciudad grande, sino que mantenemos otros que pertenecen a un poblado. Así, el vecino cierra la cuadra para vender parrilladas, la cofradía de la parroquia revienta troya a las 5:00 de la mañana de cualquier día, el colegio NN realiza una marcha publicitaria por el centro de la ciudad en día de semana, la institución AB celebra su aniversario en la Plaza de Armas también en día laborable y así, cada quien dispone de las calles más concurridas para sus propios fines sin importar las molestias y perjuicios que causen al resto de personas. Y ni qué decir de las marchas de protesta y procesiones, que llevan consigo el supuesto ejercicio de un derecho. Y digo “supuesto”, ya que atenta contra el derecho de la mayoría a transitar libremente.

Y es en octubre cuando la situación empeora. Son seis recorridos procesionales que se realizan en todo el mes y cada uno conlleva al cierre de varias calles y avenidas a lo largo de todo el día. Eso, sin contar las procesiones que se realizan en diversos barrios. No pretendo desconocer el valor religioso de la devoción al Señor de los Milagros, el problema aquí es de la necesidad de una convivencia urbana armoniosa. Según estudios de la Gerencia de Transportes del municipio provincial, 50 mil vehículos recorren diariamente el Centro Histórico y más de 150 mil personas, para cumplir con sus trabajos u otras diligencias, las que se ven afectadas, sobre todo por las dimensiones del evento religioso.

La venerada imagen de la Virgen de Chapi congregó, en varias oportunidades, a miles de devotos en el Estadio Arequipa. ¿Sería un milagro que se escogiera el mismo recinto para la veneración del Cristo Morado? La propuesta no es ideal, pero pretende no ser drástica ni irreverente.


Algunos dirán que no sólo en Arequipa se realiza este tipo de recorridos y que si en Lima se sigue haciendo, aquí también se puede. Pero debo recordar lo estrechas que son nuestras calles y que apenas si contamos con vías de desfogue. Por lo cual, no sólo en octubre debería cambiarse de hábitos –valga la ironía-, sino que deberíamos comenzar a dejar de lado la mala costumbre de ignorar al prójimo y su simple derecho a transitar sin tener que comer ansias.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario