Recorte de "publicherry" presentado como noticia |
Luego de la muerte de dos jóvenes periodistas en el
desempeño de su trabajo y, en medio de una campaña electoral, se vuelve mayor
el descaro que tienen algunos en utilizar el rótulo de “periodismo” para
actividades político-comerciales. Unos denigran la profesión, mientras otros
pierden la vida por ella.
Existen diversas teorías sobre el rol político de un
periodista. Una de las posturas más generalizadas es la “neutralidad”, que le
exige informar sin ningún tipo de sesgo político, sobre todo en etapas
electorales que es cuando el ciudadano está en busca de guía para tomar una
decisión. Y es de esperar, que el periodista no utilice la influencia que
ejerce sobre su audiencia para hacer propaganda política. Aclaro: en teoría. La
neutralidad implica, además, que el periodista no debe hacer pública su
preferencia electoral.
Cabe precisar que existen géneros periodísticos que sí
permiten al periodista expresar su posición política: una columna de opinión o
un artículo de análisis, por ejemplo. De allí que se exija neutralidad sobre
todo en el género informativo.
Así, la próxima vez que Usted vea en un periódico el rostro
de algún candidato, como parte de una nota periodística, con un titular
condescendiente o un texto adulador, debe saber tres cosas: que eso no es
periodismo; que ese candidato ya es cliente de aquel medio de comunicación; y
que su trabajo dejó de ser neutral. Por lo tanto, debe dudar de sus contenidos
políticos.
Desde ayer ya se conocen las listas inscritas para postular
a los gobiernos locales y regionales, sólo tenemos tres meses para informarnos.
Hagámoslo bien, no nos dejemos embaucar… otra vez.