En medio de este proceso electoral, han circulado en la
ciudad diversas publicaciones que parecen periodísticas, pero no lo son. Y no
son periodísticas porque su contenido sólo está destinado a apoyar a
determinados candidatos. Nada más.
La libertad de opinión las ampara, de eso no hay duda, así
como el derecho a defender una candidatura; pero están cayendo en el engaño. Si
usted compra una de estas publicaciones esperando obtener información
periodística, va a descubrir que pagó 0.50 céntimos por leer únicamente la
propaganda de un candidato; y aunque sea un monto bajo, se sentirá estafado.
Situaciones similares se presentan en campañas electorales,
es decir, labores proselitistas que aparentan ser periodísticas. Otro ejemplo son las “entrevistas” a
candidatos que se venden como parte del paquete publicitario de un canal de
televisión o una radioemisora. En esos casos, no se trata de un periodista
entrevistando a un candidato, sino de un trabajador de un medio de comunicación
conversando con un cliente. Así, las preguntas no sólo son complacientes sino
también aduladoras. Y eso no es periodismo.
Si bien la empresa tiene derecho a vender publicidad bajo el
formato que considere conveniente, no es correcto que venda gato por liebre. No
se debe decir: “A continuación, una entrevista”, sino: “A continuación, un
espacio político contratado”.
Otro caso es el de las supuestas “denuncias” que aparentan ser el producto de una intensa
investigación periodística, pero que sólo son una contra-campaña pagada.
Hoy se recuerda el Día del Periodista, precisamente a cuatro
días de culminar una campaña electoral en la que el término periodismo ha sido
mal utilizado. No todos merecen un abrazo.