Existe algo que los candidatos ofrecen con insistencia
durante las campañas electorales: hospitales. Pero en un distrito de Arequipa,
un candidato fue elegido por ofrecer precisamente lo contrario: no construir un
hospital. Y no se tratara de un ofrecimiento responsable, pensando en el alto
presupuesto que demanda la infraestructura, el equipamiento y el personal
especializado de un proyecto de gran envergadura. No fue eso, pues la inversión
está disponible.
La historia comenzó cuando el ex alcalde de Mariano Melgar,
Oscar Ayala, consiguió lo que muchos otros burgomaestres hubieran querido, que
el Ministerio de Salud eligiera su jurisdicción para construir un nosocomio. Los
vecinos se opusieron al proyecto debido a que en el terreno escogido funciona
desde hace muchos años un campo deportivo.
Las protestas fueron permanentes, pese al ofrecimiento de construir
un nuevo campo deportivo en otro espacio. Uno de los principales opositores fue
Edwin Martínez, viejo contrincante político de Ayala, quien con la promesa de
no permitir la construcción del hospital logró ser elegido como el nuevo
alcalde de ese distrito. Paradójico.
Sin embargo, ya en el cargo, Martínez ha cambiado de postura
y busca dialogar con los vecinos para explicar los beneficios de contar con un
hospital en la zona, beneficios que anteriormente él mismo negaba. El
compromiso legal asumido por el municipio con el gobierno central para la
realización de esta obra además de beneficio es ineludible.
Casos como éste nos recuerdan que los políticos opositores
se inspiran con frecuencia en afanes personales más que en intereses colectivos
y que el ciudadano está en la obligación de saber distinguir lo uno de lo otro
y no dejarse llevar por los discursos acalorados. (abr.2015)

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