miércoles, 29 de abril de 2015

¿Debemos reelegir a este Congreso?

Aun cuando la práctica en nuestro país ha demostrado con creces la sinonimia entre reelección y corrupción, eran de esperarse las opiniones en contra de la ley que prohíbe la reelección inmediata de alcaldes y presidentes regionales, que ahora se llamarán gobernadores regionales, que se promulgó ayer. El principio de esta ley es impedir que las autoridades utilicen los recursos del Estado que administran para costear sus campañas de reelección.

Uno de los argumentos que se ha escuchado en contra de la nueva ley es revelador, aunque agobiante: “lo único que se logra es que los alcaldes roben más rápido, pues tendrán menos tiempo para hacerlo”. Aunque fuera verdad y operativamente posible, esto no contradice la necesidad de esta ley, pues lo mismo podríamos decir del Presidente de la República que también tienen impedida la reelección inmediata. 

Lo que sí revela este tipo de opiniones es, nuevamente, el total descrédito  de la clase política, partiendo del hecho que los congresistas, que aprobaron la ley, no se tomaron mucho tiempo para desestimar la necesidad de que ellos también sean incluidos en esta prohibición.
“No manejamos dineros del Estado”, sostienen los legisladores. Pero lo que ellos manejan es: poder, tanto o más valioso que un presupuesto municipal. Ese poder que se negocia bajo la mesa para aprobar, modificar o ignorar leyes con nombre propio y que luego se traduce en apoyo económico en las campañas electorales.


Argumentan también un congresista reelegido ofrece más experiencia en el trabajo legislativo, obviando la necesidad de consolidar el trabajo político en los partidos para que los nombres de valor que ofrezcan al país no se lleguen a contar con los dedos de la mano. (mar.2015)

No hay comentarios:

Publicar un comentario