martes, 28 de abril de 2015

Tentáculos sobre la “ley pulpín”

Miles de jóvenes protestando en las calles son un capital político nada despreciable, un bolsón electoral que ningún aspirante a la presidencia puede dejar pasar por alto. Y ese es el principal riesgo para quienes participan con convicción en las protestas en contra de la llamada “ley pulpín”. Un riesgo que va aumentando con cada día que pasa.

Ya tenemos a congresistas que aprobaron el nuevo régimen laboral juvenil reculando y sumándose a las protestas; así como a políticos opositores aprovechando la ocasión para vilipendiar al gobierno de turno y pintarse una aureola de santidad.

“Cuando la injusticia es ley, la rebeldía es deber”, se lee en algunos de los carteles que portan los jóvenes en las recientes marchas y entre ellos se percibe una legítima indignación y una auténtica vocación de respeto por sus derechos. Nobles ideales que, como suele suceder, corren el riesgo de caer en malas manos y ser utilizados con fines particulares bastante ajenos a la verdadera causa. Evitar que esto suceda es la segunda lucha que se tiene que enfrentar.


Por ahora, el gobierno sigue defendiendo esta nueva ley y enfrentando las protestas sólo como un tema de orden público. Debido a su tórrido romance con la Confiep, del gobierno sólo se puede esperar, en el mejor de los casos, que suspenda la aplicación de la norma hasta que sus “beneficios” sean entendidos. A juzgar por el modus operandi de la pareja presidencial, la decisión final se dejará esperar, a fin de que la ley en discusión cumpla su papel distractor respecto a las denuncias de corrupción que rondan Palacio de Gobierno. Escenarios menos optimistas también son posibles y aún más temibles. (dic.2014)

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