viernes, 1 de abril de 2016

Gómez y los antimineros

El abogado Jesús Gómez Urquizo pasó de ser anti-minero a ser pro-mina a cambio del millón y medio de soles que la empresa Southern le habría pagado para que cese las acciones legales que emprendió en contra del proyecto Tía María, en el año 2010. Esto se deduce claramente de las pruebas que la investigación fiscal ha recabado. Pero esa, lamentablemente, no es la peor parte de la historia, pues se trata de negociados millonarios bajo una mesa en la que estaban muriendo personas, en una supuesta lucha medioambiental.

Curiosamente, el caso es utilizado por los antimineros para demostrar que la empresa es corruptora de dirigentes, como si dijeran “corruptora de menores”; como si no supieran que muchos dirigentes existen precisamente para alzar su poder entre las masas y a partir de éste presionar a empresas o instituciones para obtener beneficios personales. ¿Aún se puede defender la inocencia de Pepe Julio Gutiérrez y sus “lentejas al contado”? Por favor.

Estos dirigentes que velan por sus bolsillos manipulando los intereses de la población a costa de vidas humanas deberían ser condenados por la población con la misma tozudez con la que rechazan los proyectos mineros. Los dirigentes corruptos también contaminan. Pero el discurso antiminero selecciona caprichosamente qué contamina y qué no. La minería informal, por ejemplo, no recibe tanta oposición como la formal aunque, en términos ambientales, destruya más.


Con estas medias tintas que no disparan contra la corrupción antiminera, la defensa del medio ambiente parece terminar en donde comienzan los intereses económicos, como si el problema no fuera que la mina contamina sino que no paga lo suficiente por contaminar. Qué lástima.
(OCTUBRE, 2016)

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