viernes, 1 de abril de 2016

Ese 30%

Puntos más puntos menos, ese es el porcentaje en las preferencias electorales que favorece al fujimorismo desde hace tres procesos electorales, con la hija del preso ex mandatario, Keiko Fujimori, postulando al Congreso primero y luego a la presidencia del país.

Alberto Fujimori es el séptimo ex presidente más corrupto del mundo, según Transparencia Internacional. Se calcula que el fujimorismo malversó 6 mil millones de dólares durante su decenio. Mediante sobornos capturó poderes del Estado, Fuerzas Armadas y medios de comunicación. Degradó las instituciones. Amnistió al Grupo Colina, condenado por delitos de lesa humanidad. El fujimorismo envileció la moral del país.

Cuando ocurría todo esto, Keiko era primera dama y defendía al asesor presidencial Vladimiro Montesinos, implicado en toda esta debacle. Sólo cuando se convierte en candidata, cambia de discurso: lo culpa de todo y asegura que su padre fue engañado.

Entonces,  ¿cómo se explica ese 30% de apoyo al fujimorismo? Lo que se menciona más es la lucha antiterrorista y el rescate del desastre económico que dejó el primer gobierno aprista. Estos balances pasan por alto que Fujimori hizo que la lucha antiterrorista costara miles de inocentes muertos; y que en el afán de su re-reelección estaba llevando al país hacia una nueva ruina económica.


Ese 30% marcó las elecciones de 2011 y es determinante en el actual proceso electoral. Los demás candidatos compiten por el pase a segunda vuelta y se desgasta en ataques, mientras que el fujimorismo se mantiene ileso en primer lugar. Esa es su jugada maestra: el compañero que te golpea por la espalda, echa la culpa al otro y se lleva tu manzana, mientras discuten. Así más o menos.
(MARZO, 2016)

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