Cuando los científicos descubrieron el agujero en la capa de
ozono, en los ochenta, 155 países firmaron el Acuerdo de Montreal
comprometiéndose a disminuir el uso de las sustancias que lo estaban provocando.
En la actualidad el agujero se está cerrando. Con respecto al cambio climático
se requiere una experiencia similar, pero en mayor escala.
En la Cumbre que se inauguró el lunes en Paris se espera que
195 países lleguen a un acuerdo que limite la emisión de gases de efecto invernadero.
Este efecto provoca que el calor solar quede retenido en el planeta y altere
las temperaturas. En la actualidad, la media de la temperatura de la Tierra se
ha incrementado cerca de 1°C, en comparación a los tiempos previos a la
industrialización. Los científicos consideran que los 2 ºC sería un límite
peligroso. No llegar a ese límite es algo que ya se ha pactado; sin embargo, el
objetivo es ambicioso.
La mayor dificultad radica en que los gases de efecto
invernadero provienen de la quema de petróleo y carbón (combustibles fósiles),
actividad que sustenta las industrias productivas y la economía de los países.
La principal propuesta es el uso de energías renovables; la
polémica es el costo. Algunos compromisos alcanzados en las últimas cumbres incluyen
aportes económicos para ayudar a que los países en vías de desarrollo adopten
las llamadas “energías limpias”. Pero aún no se generan acciones concretas para
eliminar aquello que está destruyendo el planeta: la contaminación.
Por esta razón, muchos son escépticos respecto a estas
cumbres y sus resultados; sin embargo, lo que se decida allí seguirá siendo lo
que pueda salvar al planeta o terminar de destruirlo.
(DICIEMBRE, 2016)

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