No sólo sus nombres son muy técnicos: Plan Metropolitano de
Desarrollo (PMD) y Plan de Acondicionamiento Territorial (PAT), sus contenidos
lo son aún más. Y son estos documentos, de complejo entendimiento, los que establecen
el futuro de la ciudad como tal (hacia dónde crecer y dónde no hacerlo, con qué
criterios, etc.)
Su elaboración fue encargada hace más de un año por la
Municipalidad Provincial de Arequipa al Consorcio Peruano Español GR. Los
Colegios Profesionales además de algunos municipios distritales y Sedapar han
hecho 255 observaciones. Lo más cuestionable es que estos documentos establecen
la urbanización de 400 hectáreas de campiña. Este atentado se puede evitar
puesto que los planes tienen que ser aprobados por el Concejo Provincial antes
de entrar en vigencia. El riesgo son los intereses en juego.
Pese a ser defensor de estos planes, el burgomaestre
provincial, Alfredo Zegarra, se ha comprometido en no ceder “ni un cm2 de
campiña para habilitaciones urbanas”. El mensaje debería ser tranquilizador,
pero no lo es. En inicio porque el compromiso de Zegarra durará mientras sea
alcalde, según él mismo lo ha escrito en su cuenta de Facebook; y luego porque
su gerente de Desarrollo Urbano, Carlos Moya, ya está actuando como si los
planes estuvieran aprobados. En un oficio, Moya ha comunicado a la familia
Bedregal Durand que su terreno agrícola de 2.2 hectáreas se encuentra
zonificado como "Urbano de Alta Densidad" en el PDM, a pesar de que
este documento aún está en revisión. Las suspicacias sobre intereses económicos
no necesitan más argumentos.
La Contraloría General de la República ha recomendado que no
se aprueben estos planes si no se corrigen las observaciones. ¿Oirán los
regidores?
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