martes, 11 de marzo de 2014

Majes vuelve

A pocos kilómetros de El Pedregal se ubica una especie de ciudad fantasma. Se trata de una plaza principal con edificios adyacentes que fueron construidos entre 1971 y 1973, como parte del proyecto Majes-Siguas I. Se suponía que este sería el centro administrativo de la irrigación y se incluyó, inclusive, un magnífico monumento al agua, con fuentes y canales por donde nunca llegó a discurrir una sola gota de agua; así como, la plaza y los edificios construidos jamás fueron utilizados. Y es que, en la praxis, fue El Pedregal el lugar que se fue convirtiendo en el centro administrativo y económico de Majes.

Esta ciudad fantasma, que aún subsiste en el desierto, se mantiene casi como un ejemplo de lo que puede provocar el exceso de entusiasmo demagógico y la falta de una planificación realista.

Desde el inicio de los estudios para irrigar las pampas de Majes hasta la finalización de la construcción de la primera etapa de este proyecto transcurrieron más de 60 años. Desde entonces, han pasado 30 años más. Entenderán que el entusiasmo no me invade, luego que el pasado jueves se colocara la primera piedra de la segunda etapa; pero tampoco hay que ser pesimista.  Podríamos dejar que los errores de la primera etapa nos sirvan de experiencia: que el entusiasmo, la demagogia y los intereses particulares no cierren el paso a los criterios estratégicos, técnicos y económicos que hagan viable el proyecto en el tiempo.


Y una lección más: la unión hace la fuerza. La primera etapa no obtuvo los resultados esperados porque no se consiguió que los productores se asociasen para reducir costos y aumentar la producción. Esta vez tiene que ser diferente.

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