Cada mes se registran 2 mil 200 vehículos nuevos en
Arequipa, según la SUNARP (Superintendencia Nacional de Registros Públicos),
esto quiere decir que cada día circulan un promedio de 73 vehículos más en la
ciudad… y contando. Ocho años atrás, el crecimiento era de 500 vehículos nuevos
por mes. Y mientras el parque automotor crece exponencialmente y, con ello, el
caótico transporte en la ciudad; la velocidad de reacción de nuestras
autoridades marcha a paso de tortuga.
Los ciudadanos tuvimos que sufrir un año y medio de
congestionamiento vehicular ocasionado por la construcción de infraestructura
vial para un proyecto que, ahora resulta, es insuficiente para la ciudad. Ha
comenzado a discutirse la instalación de un monorriel, y si esta propuesta
corre la misma suerte que el Puente Chilina, por ejemplo, pasarán varios años para
que sea realidad, si es que llega a realizarse. Y mientras tanto, más vehículos
se irán sumando a las calles de Arequipa.
Un domingo por la mañana, toma diez minutos llegar al centro
de la ciudad desde Cerro Colorado en auto; en días de semana, el trayecto toma
el doble de tiempo o más. Esta historia se repite en todas las rutas y convierte
el transporte urbano en un martirio.
Hasta que un verdadero proyecto integral comience a
funcionar es urgente que se implementen medidas inmediatas, efectivas y
drásticas: paraderos oficiales, restricción de circulación para vehículos pesados,
cámaras de vigilancia en zonas rígidas, semáforos operativos y debidamente
cronometrados en intersecciones de mayor congestionamiento, entre otras
alternativas que los técnicos encargados deberían saber muy bien.
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