martes, 11 de marzo de 2014

El buen vecino

Estamos a diez meses de elegir nuevas autoridades para nuestros distritos, provincias y regiones. El tiempo es muy limitado como para esperar un cambio en el manejo político de las elecciones, sólo nos queda ver cómo aparecen los oportunistas y los viejos políticos conocidos por sus malas mañas. Sobre agrupaciones comprometidas y propuestas serias sólo nos queda soñar. Y, lamentablemente, terminaremos escogiendo  “el mal menor”, como siempre, con la ilusa esperanza de que no sean tan malos.
Suena desolador, pero es realista. Lo ideal sería tener ya una lista de candidatos, para comenzar a depurar las malas opciones. Pero, en este juego de la política, muchos prefieren “guardarse” hasta el final y evitar el “desgaste”. Lo ideal sería que los ciudadanos tuviéramos una vida política activa y permanente, y que los procesos electorales sean sólo el momento decisivo; no el único momento en el que pensamos en el gobierno de nuestras localidades. Pero no es así.

Quizás podría pensarse en un cambio, para más adelante. Por ahora, nos queda buscar al buen vecino. Ese que siempre haya demostrado interés por su localidad, no sólo en las elecciones. Hay que tener en cuenta que un alcalde tiene que ser, principalmente, un buen administrador; que tendrá en sus manos los recursos económicos para mejorar la ciudad. A partir de ese concepto tendremos que elegir la mejor opción. Alguien con honestidad y trabajo conocidos; y no porque lo digan sus pancartas. Alguien que no esté embargando una futura gestión con una costosa campaña, auspiciada con capitales que luego le pedirán que devuelva el favor. Sí, hay que buscar con lupa; y con mucha buena suerte.


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