viernes, 13 de junio de 2014

Una joya

En términos coloquiales: la ciudad de Arequipa “nos está quedando chica”. Urbanizaciones que ocupan la campiña, carga vehicular que sobrepasa la capacidad de sus estrechas vías, peatones que no pueden desplazarse en sus atosigadas calles y comercios que crecen por doquier, son algunas muestras de ello.

Hasta hace 20 años atrás, el Cono Norte era visto como la alternativa de crecimiento, pero ya no más. Las invasiones lo han condenado a la informalidad y el desorden: una extensión más del caótico crecimiento de la ciudad. Las zonas destinadas a grandes avenidas, parques o áreas de servicio fueron invadidas por inescrupulosos traficantes que, en muchos casos, contaron con la venia de las autoridades.

Tanto es así que se ha dirigido la mirada hacia otro polo de desarrollo: La Joya. Un distrito que se ubica, actualmente, a una hora de viaje de Arequipa; que cuenta con una zona de expansión; y que ha crecido, hasta ahora, ordenadamente. De allí que el proyecto de la autopista a La Joya sea uno de los más importantes para el futuro de la provincia. Esta vía reduciría el tiempo de desplazamiento hacia este distrito a sólo media hora. Allí podría, incluso, ubicarse el nuevo aeropuerto. Toda una promesa para nuestro desarrollo como metrópoli.


Pero esta alternativa ya está en riesgo. Los invasores nuevamente amenazan con sobreponer sus intereses particulares a los de la ciudad; y, nuevamente, se ganan la venia de las autoridades. De otro lado, el proyecto vial está siendo también cuestionado por aparentes intereses que anteponen urgencias políticas a criterios técnicos. Una infame historia que se repite. 

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