En los últimos 10 años, la Universidad Nacional de San
Agustín ha recibido más de 160 millones de soles provenientes del canon y
regalías mineras. A razón de 16 millones por año que, según las normas, debió
utilizar en investigación científica y tecnológica.
En un informe de la propia universidad, sobre estos
recursos, figura un listado de 145 proyectos de inversión e investigación, en
los que se habría utilizado 142 millones y medio de soles, quedando aún más de
18 millones sin utilizar.
Podemos deducir dos cosas: o se invirtió 142 millones y
medio de soles en proyectos de nula repercusión para la sociedad; o ese dinero fue
festinado. Esta duda aumenta si tenemos en cuenta que los diez años que la UNSA
recibió esa partida coinciden con el gobierno de autoridades universitarias que
han terminado en el Poder Judicial ventilando denuncias por delitos contra la
administración pública.
Entre estudiantes, profesores y trabajadores, la comunidad
agustina supera las 30 mil personas; pero lo que en esa casa de estudios ocurre
le compete a toda la ciudad, no sólo porque funciona con recursos del erario
nacional sino porque de allí salen los profesionales que atienden las
necesidades de la comunidad. Y una universidad envuelta en denuncias por corrupción
y desacreditada académicamente poco contribuye con el desarrollo de la
sociedad.
El congresista por Arequipa, Justiniano Apaza ha tomado
interés en el asunto y está demando a la universidad responder por estos
fondos. No es difícil augurar que las actuales autoridades universitarias se
irán sin decir nada y que las que están próximas a elegirse se lavarán las
manos. Una vergüenza.

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