Es posible que en un futuro, quizás lejano, la sociedad
peruana reconozca las evidencias científicas e históricas que explican que la
diversidad sexual no es “aberrante” y, entonces, se deje de descalificar a otro
ser humano por el hecho de amar distinto y se reconozcan sus derechos.
En ese
futuro, veremos que el reconocimiento de esos derechos no provocó ningún
cataclismo en nuestro país, como no lo ha provocado en ninguna parte del mundo
donde se han reconocido; que la humanidad no se extinguió y que ningún
heterosexual fue obligado a dejar de serlo.
Es posible que en ese futuro nos avergoncemos de la
discriminación que la mayoría ejerce contra la minoría gay, así como debemos
avergonzarnos hoy de tantos años de esclavitud y negación de derechos a la
mujer.
Lamentablemente, hasta que ese futuro llegue, muchas parejas
serán despojadas de sus bienes y derechos por no ser heterosexuales y tendrán
que seguir desarrollando su identidad en medio del rechazo y los prejuicios. Muchos
jóvenes vivirán creyendo que son una “abominación” o serán víctimas de la violencia
por su orientación sexual, en una sociedad que alimenta el odio, negando
derechos civiles a quienes no siguen el modelo de sexualidad convencional.
“Todos los seres humanos son libres e iguales en dignidad y
derecho”, establece la Declaración Universal de Derechos Humanos y la frase ha
sido citada por la ONU para respaldar el proyecto de ley de Unión Civil no
Matrimonial en el Perú. Sin embargo, todo parece indicar que estamos lejos de ajustarnos
a lo que el derecho internacional ampara desde hace mucho tiempo. Y cuando ese momento llegue sabremos que
prolongamos innecesariamente tanta injusticia. Unión Civil Ya.

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