miércoles, 17 de diciembre de 2014

Flash

Pasadas las 4:00 de la tarde del último domingo, en el preciso instante que 9 de cada 10 candidatos conocían su derrota, acabó su “vocación de servicio”. No volverán a interesarse en el desarrollo de la ciudad o su distrito, posiblemente, hasta las próximas elecciones. Volveremos a ver muchos de esos rostros otra vez dentro de cuatro años, sin nada nuevo que ofrecer; y algunos correrán con mejor suerte.

Si hay algo que reclamarle al sistema electoral peruano es la informalidad que propicia y alimenta: candidatos con procesos judiciales abiertos o pasado carcelario por delitos contra la administración pública, cambios de camiseta en cada nueva elección, plagio de planes de gobierno, irrespeto a las normas electorales y demás, que no reciben sanción adecuada ni representan impedimento para pretender ser una autoridad elegida por el pueblo.

Esa es una lección que podemos extraer de estas elecciones: las leyes deben cambiar y propiciar mayor seriedad en la contienda electoral, en todo sentido; desde el abuso de propaganda, hasta el filtro de candidatos y organizaciones políticas, pasando por una rendición de cuentas clara y oportuna.

Esas leyes cambian desde el Congreso, cuyos integrantes también son elegidos bajo este sistema electoral perverso. Difícil tarea, entonces, para las próximas elecciones generales; pero no imposible. Algunos resultados de estas votaciones parecen indicar que la madurez política está prendiendo en ciertos sectores; pese a que en otros casos, la irresponsabilidad prevalezca.


Y si por un lado, Manuel Vera Paredes, vacado de la alcaldía por nepotismo, regresa elegido por votación popular al municipio de Cerro Colorado; por otro lado, Luis Cáceres Velásquez, defensor del “roba pero hace obra”, queda relegado a un cuarto lugar. No todo está perdido. (8.oct.2014)

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