viernes, 15 de agosto de 2014

Candidatos al paso


Un día despiertan, miran a su alrededor, se paran frente al espejo y se dicen a sí mismos: ¿por qué no? Entonces, se dan cuenta que apenas faltan algunos meses para las elecciones y que hay mucho qué hacer para presentar su candidatura a alguna alcaldía. Se preocupan primero por el dinero y, como ya se ha vuelto tradicional, hacen un directorio de posibles aportantes a la campaña, a los que ofrecerán un lugar en su lista de regidores, el mismo que dependerá del monto de su contribución.
Luego buscarán otro tipo de auspicios, por ejemplo: actuales y potenciales proveedores del municipio seleccionado, a quienes pedirán apoyo económico para la campaña a cambio de “trabajar juntos por el distrito” una vez que resulten elegidos, frase que luego se traducirá en licencias irregulares o licitaciones fraudulentas.

Hasta aquí el plan de gobierno o la formación de un equipo técnico aún figuran en la agenda bajo el rubro: “otros”.

Juntado el dinero comenzará la difusión de la candidatura, lo cual dependerá de qué hagan los adversarios; y si el actual alcalde va a la reelección, la situación es más complicada, porque será un competidor con amplio presupuesto.

Con la candidatura lanzada informalmente, el “candidato al paso” buscará recién una tienda política que lo cobije a la cual ofrecerá en contrapartida los aportantes y auspiciadores que ya consiguió por su cuenta.

Entre tanto ajetreo de última hora, muchos de estos candidatos dejarán cabos sueltos y su postulación no logrará superar ni los requisitos del Jurado Nacional de Elecciones; otro tanto, pasará inadvertido; mientras que sólo algunos terminarán haciéndose conocidos para la siguiente elección. Democracia, le llaman.

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