Adán Miranda es la cuarta víctima de la deflagración de gas
ocurrida el pasado 23 de junio en la Variante de Uchumayo, accidente que
también cobró la vida de los periodistas Mitsu Alvarado y Carlos Juárez, y del
ingeniero Dante Leca. Luego de este accidente, mucho se ha hablado de la
responsabilidad de la empresa que trasladaba el gas e, incluso, de las propias
víctimas; sin embargo, existe un aspecto grave que no debe pasar de soslayo: la
carretera hacia la costa es hoy más peligrosa que hace un año.
Con el inicio de las obras de ampliación de la segunda etapa
de la mina Cerro Verde, la carga vehicular que soporta la vía Arequipa-Matarani
ha crecido exponencialmente y, con ello, el peligro que encierra. Cierto es que
esta vía ya es catalogada como una de las más peligrosas del país, por su
estrechez y pendientes sinuosas; no obstante, la situación hoy es más riesgosa
debido al incremento de vehículos que trasladan combustibles o sustancias
tóxicas. Y ninguna medida de prevención se está tomando al respecto.
Hay que tener en cuenta que la tragedia de Uchumayo ocurrió
debido a una mala maniobra del conductor de la cisterna que transportaba gas; y
que aún se investiga si el chofer estaba capacitado y autorizado para este tipo
de transporte. Mucho tiempo transcurrirá antes de que se esclarezcan los
hechos, tiempo suficiente para que se produzca otra tragedia. No queremos eso.
Lamentablemente, las vías están parceladas y son muchos los
responsables de lo que allí ocurre. Sin embargo, esto no debe ser óbice para
que se levante una alerta y se eviten más muertes.

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