martes, 2 de septiembre de 2014

Callejón sin salida

Listo, cumplí mi tarea. He revisado las hojas de vida y planes de gobierno de los postulantes al gobierno regional, municipio provincial y distrital. En el mejor de los casos, cuando encontré una propuesta interesante descubrí que el candidato no tenía una trayectoria que garantice el cumplimiento de su plan. El que no es un reeleccionista de mala gestión es un improvisado, y el que es conocido lo es porque se acuerda de las necesidades de la ciudad sólo en época electoral. Y ahora ¿por quién votar?

Quedan menos de 50 días para las elecciones, no hay mucho que se pueda hacer. Estamos entre el mal menor y el voto en blanco (o nulo, para que no terminemos aumentado el porcentaje del ganador). Pero, aun cuando un “voto de protesta” (blanco o nulo) ganara las elecciones, seguiríamos en las mismas. Se iniciaría un nuevo proceso para elegir, seguramente, entre los mismos candidatos.

La solución está en el Congreso de la República. Son los congresistas los que tienen que cambiar las leyes para fortalecer la democracia, impidiendo que el Estado se convierta en el refugio de quienes no serían recibidos en un trabajo común por sus antecedentes; y fomentando una activa y continua vida ciudadana. ¿Qué podemos esperar de candidatos que inician su actividad política pública tres meses antes de las elecciones y una sociedad que decide incluso cuando está en la fila para votar?


Pero resulta que en el actual Congreso existen legisladores vinculados al narcotráfico y hasta con la trata de menores, roba cables, come pollos y estafadores. ¿De cuál de ellos podríamos esperar una reforma?

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