“Los jóvenes salieron a las calles a defender la
democracia”. Podría ser parte de un texto periodístico escrito estos días; pero
también lo fue en 1998. Fueron los jóvenes los que salieron a protestar a las
calles cuando el régimen autoritario de Alberto Fujimori defenestró a los
magistrados del Tribunal Constitucional (TC), cuando esta institución quiso
declarar inconstitucional una tercera postulación del ex mandatario.
En ese entonces, los medios estaban al servicio del régimen
y la cobertura periodística de las protestas fue casi nula. Hoy en día, la
prensa no está tan silenciada e Internet acerca la información a la ciudadanía.
Aun así, existe más del 63% de la población, según encuestas, que desconoce
acerca de la reciente vergonzosa designación de los representantes del TC y la
Defensoría del Pueblo.
En otras palabras, hace 15 años, el gobierno tenía que
vendarnos los ojos, ahora parece que los tenemos vendados a voluntad. Y son
muchas las cosas que dejamos de ver, en medio de esta “bonanza económica”. No
vemos, por ejemplo, que nos estamos convirtiendo en fieles consumidores y
estamos dejando de lado nuestra condición de ciudadanos.
Esta semana, cientos de jóvenes parecen haber reaccionado.
Esa tecnología que usualmente utilizan para el entretenimiento ha servido para
convocarlos a una protesta en defensa de conceptos intangibles, como la
democracia y la dignidad. No, no era la suba de pasajes o el precio de los
comestibles. Aunque, en medio de las marchas, se escuchaban disímiles reclamos,
todos al final reflejaban lo que los ciudadanos esperan de su gobierno:
decencia y respeto a la “voz de la calle”.
Los jóvenes, en ese nuevo lenguaje que muchos apenas
entendemos, han difundido proclamas en las redes sociales que dicen: #TomaLaCalle
o #EsteCongresoNoMeRepresenta. Y deben saber que la ciudadanía no debe
limitarse a una marcha callejera, que si el Congreso no los representa es
porque apenas si nos ocupamos del tema en el momento de las elecciones o, en el
mejor de los casos, cuando un gran abuso propicia una crisis, como ha sucedido
estos días.
Hay mucho por hacer. Organizarse y emprender un proyecto mayor, por ejemplo. Evitar
manipulaciones ajenas, separar la paja del trigo, hacer que germine esa semilla
de dignidad e impedir que se la lleve el viento, como ha sucedido ya en tantas
ocasiones.
Se espera que el Congreso corrija hoy esa vergonzosa
repartija de cargos en el TC y la Defensoría del Pueblo que aprobó la semana
pasada. Eso será una victoria y podría representar el inicio de un cambio
importante en el rumbo político del país, a punto de celebrar 192 años de vida
independiente; o podría quedar sólo como un registro de fotos en Facebook,
comentarios en Twitter y videos en Internet, hasta que una nueva crisis lleve a
los jóvenes de turno a las calles. ¿Qué es lo que queremos para el Perú? (jul.2013)

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