miércoles, 15 de mayo de 2013

Pobres niños ricos

La pobreza afecta más a los niños y ésta no es sólo una frase de discurso político. En nuestro país, el 25.8% de la población es pobre, según el último informe del INEI (Instituto Nacional de Estadística e Informática); pero esta cifra se incrementa a 36.6%, en la población que tiene menos de 14 años. Es decir que por cada 3 adultos pobres, hay 4 niños que lo son. Y esto sucede mientras el Perú se ubica en el octavo puesto de países ricos de Latinoamérica.

En una provincia cualquiera de Arequipa vive Alison. Tiene 16 años y es la mayor de cuatros hermanos. Su mamá trabaja lavando ropa y su papá de peón. Alison acaba de dar a luz a su primer hijo, ha abandonado el colegio y comenzará a trabajar como cobradora de combi para poder sostener al bebé. El joven padre se ha comprometido a pasar una pensión, pero no lo hace. Así, el número de niños pobres en la familia de Alison se ha incrementado.

Según las estadísticas, los niños pobres pertenecen, sobre todo, a familias numerosas, en donde la cantidad de hijos no se incrementa por voluntad consciente de los padres. La situación se complica más cuando las hijas adolescentes comienzan a embarazarse a temprana edad. En el Perú,  el 12.5%  de adolescentes entre 15 a 19 años ya estuvo alguna vez embaraza.

Y ¿existen políticas de educación sexual y prevención de embarazos no deseados en este país de notable crecimiento económico?  Los resultados demuestran que no. En los últimos 11 años la cifra de embarazos en adolescentes no ha disminuido sino se ha mantenido. Los y las adolescentes cada vez están teniendo relaciones a más temprana edad, entre los 12 y 13 años.

Alonso es albañil. Vive en una reducida habitación en un distrito urbano de la ciudad, con su mujer y cuatro hijos. El menor tiene apenas unos días de nacido y ha sido diagnosticado con Síndrome de Down. Antes de recibir la noticia, las condiciones económicas de esta familia ya eran ajustadas. Ahora, no les alcanza el dinero para los exámenes especiales que necesita el bebé y que no brinda el sistema de salud público, en este país de expectantes cifras macro económicas.

Muchos dirán que la culpa de esta situación es del sistema y que la solución está en manos del gobierno; pasando por alto una responsabilidad que es individual: el ser padres, el procrear hijos  por simple inconciencia sin prever las condiciones de desarrollo a las que vamos a enfrentarlos. Relevarnos de esa culpa y dirigir el dedo acusador hacia las autoridades no impedirá que en este país de posibilidades –como decía Jorge Basadre-, los más pobres sean los niños. (may.2013)

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