miércoles, 12 de junio de 2013

La que nos espera

¿Recuerdan ustedes cuánto tiempo iba a durar la construcción de los anillos viales cercanos al Hospital General, según el anuncio oficial? “Es una obra programada para tres meses a tres turnos, no podemos empezarla por partes ni retrasarla”, declaraba el alcalde provincial, Alfredo Zegarra, en agosto de 2011, a diferentes medios de comunicación.



Pues ya va más de un año y medio y el proyecto de marras aún no está completamente operativo. Es decir que la obra viene demorando seis veces más de lo anunciado.

Ahora se ha dicho que las obras en la Variante de Uchumayo tomarán 18 meses. Apliquemos una regla de tres simple: si esos dos anillos viales están demorando más de 18 meses, ¿va a tomar el mismo tiempo construir otros dos anillos, tres puentes más y una pista de ocho carriles de 5,2 kilómetros de longitud? Resulta difícil de creer. ¿Deben los sufridos ciudadanos multiplicar ese plazo por seis, igual que en la experiencia anterior? ¡No, por favor!

Es cierto que la mega obra de la Variante de Uchumayo no está en manos del municipio sino del Gobierno Regional, pero ha sido  encargada a un consorcio privado, igual que los anillos viales de El Palomar y la avenida Los Incas. No sería extraño que nos veamos nuevamente frente a una retahíla de explicaciones, excusas y lavadas de mano, que prolonguen los trabajos y, con ello, el serio congestionamiento vehicular, con la grave pérdida de tiempo y dinero que eso significa para los usuarios.

Son 57 mil vehículos que circulan por esa zona diariamente y, debido a las obras, el flujo será desviado principalmente hacia la avenida Metropolitana que ya es el único desfogue para el serio congestionamiento vehicular de la avenida Ejército. El caos vial ha sido evidente durante la primera prueba en vacío del pasado fin de semana. Los técnicos encargados ya han anunciado ajustes para los próximos días; y el inicio de las obras, programado para este 17 de junio, ha sido postergado sin nueva fecha.

Pero subsiste un problema elemental: el plazo de ejecución no es creíble. Es cierto que la ciudad está creciendo y necesita este tipo de obras; pero, cuando los plazos no son honestos, el costo para los ciudadanos es injusto e innecesariamente alto. Si se hubiera manejado plazos reales en el caso de los anillos viales de El Palomar y la avenida Los Incas, quizás se hubiera optado hacerlo por tramos y, así, perjudicar menos a la población.


El principal problema de este plazo “optimista” es que no permite tomar las previsiones técnicas adecuadas. A esto hay que sumarle que ya se está cuestionando el alto costo de la obra lo que, seguramente, dilate más su ejecución. Un poco de honestidad nos haría bien a todos.

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